sábado, 29 de septiembre de 2012

Por Una Mala Causa


La historia está llena de personas, unas conocidas y otras anónimas, que dieron su vida por una buena causa. Seguro que la gran mayoría de ellos, por no decir todos, no pensaron hasta que punto estaban comprometiendo sus propias vidas. Quizá, de haberlo sabido, muchos se hubiesen retirado de la militancia por su causa, no lo sabremos nunca. Lo que si constatamos que hay personas que por defender tal o cual idea han sacrificado sus vidas. Hoy miramos atrás y los vemos con un aire romántico y rodeados de un halo de gloria (muchas veces merecido), suspiramos y pensamos, tal vez, que nos gustaría ser como ellos y recibir los honores y el reconocimiento merecidos por los que ellos son loados. Fueron personas, por lo menos los que tengo en mi mente, dignos de encomio por ser coherentes, esforzados y un ejemplo de vida. Cuando estudiaba en el colegio, corría el año 1982, organizaron una salida al cine para ver el estreno de la película Gandhi (por eso sé en qué año). Me impactó la vida de este gran hombre, de nacionalidad india, abogado de profesión que sufrió en propias carnes las injusticia de un imperio inglés que los tenía aplastados. Su lema era la no violencia contra el opresor. Al final un loco radical lo asesino a bocajarro. ¿Qué pensaría hoy si tuviera la oportunidad de mirar por un momento la situación de su amada India? Mereció la pena... no mereció la pena...

¿Cuál es la buena causa de tu vida?

El Apóstol Pablo sabía de buenas causas. Él afirmó:

Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 
(Romanos 5:7)

Solo se está dispuesto a osar dar la vida por buenas gentes, buenas ideas, buenas causas. ¿Quién, en su sano juicio, derrocharía su vida por una mala causa? Solo pensarlo es de locos. Y si existiera alguien estaría loco de remate. Desde este punto de vista Jesús estaba loco de atar. Mira lo que hizo:

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, EN QUE SIENDO AÚN PECADORES, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)

Nadie daría su vida por una mala causa o una causa perdida, que es lo mismo. La gente cuerda da su vida por las buenas personas, las buenas ideas y las buenas causas. ¿Qué hace Jesús perdiendo su valioso tiempo y vida por pecadores? Los pecadores son personas como tú y como yo que hemos hecho lo malo ante los ojos de Dios y por esto somos malas causas, causas perdidas. Somos transgresores de la Ley de Dios y la pena es la muerte eterna. Dios nos enjuiciará y pagaremos por nuestros delitos. Todo delito tiene que ser satisfecho y el pago que satisface a Dios es nuestra muerte.


Un día atendí a mi conciencia y sentí como me acusaba de lo malo que hacía. El pecado era evidente y yo podía desde siempre distinguirlo gracias a la terrible conciencia que siempre está ahí para delatarnos a nosotros mismos. Querido lector, sé que tú también tienes conciencia y que esta también te acusa de la maldad que hay en lo más profundo de tu corazón. Esta maldad es la que te separa de Dios. Por salvarte de esta maldad, aunque eres pecador, una causa perdida, Cristo murió por ti ocupando el lugar que te correspondía.


Es que Jesús no se conformó con perderte sin más y decidió obedecer a su Padre, dejar el Cielo por un tiempo, hacerse un hombre como tú, padecer tus mismas necesidades, para así poder salvarte de la muerte eterna. La clave está en su inmenso amor por ti. Un amor consciente del pago que este demandaría por Su parte: LA VIDA. Pero Jesús, al contrario que tantos héroes de buenas causas, dio su vida a sabiendas y no cejó hasta que derramó su última gota de sangre porque para Él tú eres su mejor causa. ¡ADMIRABLE AMOR!


¿Qué debes hacer para que Jesús te salve? Reconoce que eres un pecador, que esta situación te separa de Dios. Cree en la obra que Jesús hizo por ti en la cruz dando su vida y resucitando al tercer día. Arrepiéntete delante de Dios de todos tus pecados y Dios te salvará ayudándote en tu nueva vida como seguidor de Cristo.



Si no aprovechas la oportunidad de salvarte del juicio condenatorio que hay preparado para ti, cuando un día te presentes ante Dios serás una causa perdida, una mala causa con todas sus consecuencias. Tómate un tiempo y reflexiona de corazón. Dios quiere transformarte en una buena causa.


Hace unos minutos, mientras escribía esta entrada, he presenciado por televisión como homenajeaban a Tommy Lee Jones en el festival de cine de San Sebastian. Su trayectoria en el cine es tremenda tanto como su éxito. Una de las frases que ha pronunciado con la estatuilla en la mano ha sido "dentro de sesenta años nos volveremos a ver". Él confía en seguir cosechando éxitos por sesenta años más y vuelva a ser reconocido por ello. Quizá esta es la buena causa de su vida pero yo le preguntaría: ¿cuando estés ante Dios que le vas a llevar? Tus películas, tus éxitos, tus buenas causas. Nada de esto impresiona a Dios. Lo único que capta el corazón de Dios es la persona que ha decidido no vivir por su buena causa y vivir por la causa de Dios.

Podrías pasar de causa pérdida a Su mejor causa.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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