sábado, 18 de mayo de 2013

Cree En Ti


Hace unos días, paseando por mi barrio, me di cuenta que un nuevo establecimiento había sido abierto. Me paré y leí uno de los cartelitos publicitarios que colgaban de la cristalera: "Cree en ti", era la frase que resaltaba al principio del anuncio. Miré hacia el interior del negocio y pude percibir un lugar espacioso, pero a la vez oscuro, dado que, aunque eran las doce del medio día, la luz solar no alumbraba suficiente y para colmo (¿será el efecto de la crisis?) no tenían ninguna luz encendida. Para más "inri" no había ningún recepcionista. La sensación no era muy hospitalaria, la verdad sea dicha. "Cree en ti". El negocio es uno de estos que están de moda, donde se practican todas las disciplinas orientales, es decir, yoga y tai chi, como ejemplos, que están inmersas en las filosofías religiosas de estos países. Me imaginé que lo que realmente me estaban vendiendo con el "Cree en ti" tan seductor, era realmente "Cree en nosotros".  El "Cree en ti" lo conseguirás por medio de las prácticas de nuestra filosofía de vida. Es decir, algo que yo haga me ayudará a equilibrar mi vida y vosotros sois el canal redentor.

Ahora bien, hablando en plata, ¿a qué consecuencias ha llevado a la humanidad el creer en ella? Quizá a ti, querido lector, se te ocurran algunas más.



Creer que se puede ser como Dios nos llevó a la desobediencia y como castigo fuimos separados de la comunión con Dios, que es la muerte espiritual y física.








Creer que se puede llegar al Cielo por nuestros medios hace que vivamos esclavizados a ritos y tradiciones inventadas que nada tienen que ver con el plan de Dios genuino.






Creer que somos mejores que los demás ha hecho de nosotros esclavistas altaneros que pisotean a los que no tienen el mismo "rango" racial.






Creer que somos privilegiados por nuestro nacimiento ha traído olvido sobre "los menos privilegiados" y como consecuencia miles mueren de hambre y enfermedad.




Creer que somos dueños de nuestro cuerpo hace que millones de nonatos hayan sido abortados en pro de la libertad individual.




Creer que nuestros sentimientos y emociones son los correctos nos ha conducido al libertinaje sexual donde todo es válido con tal de ejercer los derechos adquiridos.



Creer en nosotros nos lleva a refugiarnos en las mayorías absolutistas de la época en la cual nos ha tocado vivir, con tal de dar rienda suelta a todo aquello que nos dictan nuestras inclinaciones naturales o antinaturales. ¿Quién ha dicho que las mayorías tengan la razón? ¿No será que el "Cree en ti" lo que proclama es "Haz lo que la mayoría"? Creo que sí. Si te sales de las creencias de esa mayoría vas listo. Serás marginado, burlado, menospreciado, tachado de mil cosas y encarcelado (conozco algún caso) en nuestra tierra de libertades.

El secreto de elevar la estima que uno tiene de sí mismo, no tiene nada que ver en hacer lo que otros semejantes nos pidan. El secreto no es dietas milagrosas, posturas contorsionantes, vida rural, meditaciones trascendentales o filantropía para demostrar quién es más bueno o mejor que el otro. El secreto no está en nosotros, es decir, en un lugar concreto de nuestro cuerpo, alma o espíritu. El secreto no lo hallaremos en la energía espiritual que, según algunos gurús al alza, nos quieren vender. El secreto no lo encontrarás ¡jamás! entrando por una puerta lóbrega de cualquier centro de superación personal. ¿Dónde está el secreto tan preciado y buscado para "Creer en ti"? ¿Qué estarías dispuesto a pagar por obtener el secreto? Hubo alguien que lo encontró. Fíjate hasta donde llegó por salvaguardarlo.

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. (Mateo 13:44)

Jesús nos enseña que el Cielo es un Reino. Este Reino está escondido en un lugar y un hombre lo halla, se da cuenta del valor que tiene, lo esconde nuevamente para que nadie se lo pueda robar, y de forma entusiasta, sin dudar, se deshace de todo lo que tiene y compra el lugar donde está el tesoro.


Para valorar el tesoro que Dios te ofrece por medio de Jesucristo, el cual, murió en tu lugar para reconciliarte con el Padre por causa de tus pecados, debes reconocer que "Creer en ti", hasta el momento, no te ha llevado a nada. La "nada" es nada, es decir, aunque hayas tenido logros plausibles sigues con ansias de algo realmente que dé propósito a tu vida aquí.


El Reino de los Cielos estará lleno de personas que han creído en y a Jesús. No son mejores ni peores. La única diferencia es que han puesto sus vidas al servicio de Cristo. Esto las hace herederas del Cielo. El Cielo tiene un cartelito publicitario en su luminosa y acogedora entrada "Para los que han creído en Cristo". ¡ESO SÍ INVITA A ENTRAR! ¿Te has dado cuenta del secreto? No está en ti, ni en mí, ni en otros, ni siquiera en filosofías orientales ni religiosas de ningún pelaje. ¡EL SECRETO ESTÁ EN CREER EN JESÚS! Él es la Puerta de entrada al Cielo. Solamente Él.

Darse cuenta del valor de este tesoro hace que nos arrepintamos delante de Dios por la vida que hemos perdido alejada de Él. Por eso debes arrepentirte de tus pecados con corazón sincero y humillado ante Dios. Por eso debes creer en que solo Jesús puede salvarte. Su muerte en la cruz se efectuó por amor a ti. A sí es el amor de Dios que entregó su mayor tesoro, Jesús, por ti, es decir, tú eres el gran tesoro de Dios. A ti te corresponde, como el ejemplo del que compró el campo dándolo todo, obedecer el llamado a creer y arrepentirte comenzando una relación que te llevará directamente a ser eternamente salvo desde ahora al Cielo.

Querido lector, si haces mutis por el foro, saliendo de aquí sin hacer caso al llamado de Dios por medio de estas torpes palabras, estás en grave peligro. Si pasas de Dios, Él pasará de ti cuando Dios te juzgue por haber vivido al margen de Su voluntad. Dios es amor y te quiere salvar poniendo los medios necesarios para ello. Dios también es Justo, y no dejará pasar ningún delito (pecado) cometido en contra de Su voluntad que no haya sido perdonado previamente por el hecho de haber reconocido la situación de pecado, es decir, alejamiento de Dios, y de forma personal haberse arrepentido y creer en Jesús. Medita en estas palabras y no huyas de ellas, pues, ¡TE VA LA VIDA EN ELLO!

El secreto: Cree en Cristo.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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