sábado, 16 de agosto de 2014

Ídolos Caídos

El pasado lunes recibíamos la triste noticia del fallecimiento del afamado actor Robin Williams. En un primer comunicado, que aún no se ha desmentido, nos informaron que la causa de su muerte fue suicidio por asfixia. Aunque fue mi actor favorito no seguí la trayectoria de su vida personal, y al enterarme este mismo lunes de su vida marcada por las drogas y la depresión quede perplejo y triste: otro ídolo que se me ha caído del pedestal. Creo que he incumplido la norma bíblica expresada en el libro de Éxodo.

No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Éxodo 20:3)


Pienso que todos tendemos a tener ídolos para que con su ejemplo “nos muestren el camino”. El primer problema es que Dios no quiere eso para nosotros, y el segundo problema es que ponemos la vista en objetos tallados por nosotros mismos, o, este es el caso, fijamos nuestro interés en personas como nosotros, de carne y hueso, piel y pescuezo. Todos somos falibles y cuanto más alto estemos en ese patrón humano, más grande será la caída.


El protagonista de El club de los poetas muertos, que me inspiró a ser un mejor maestro, el protagonista de Despertares, que enseñaba a preocuparse de corazón por los demás y dar todo lo que tenía a su alcance por esta causa, no era el ejemplo que yo esperaba en su vida cotidiana: del dicho al hecho, va un trecho. Los ídolos que esta sociedad tiene se van desmoronando uno a uno, porque son a nuestra imagen y semejanza, sufriendo nuestros mismos temores, desalientos y ansiedades.

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén. (1 Juan 5:20-21)


Hay una única verdad verdadera: Jesús es el verdadero Dios. ¡No hay otro! Por eso el apóstol Juan nos aconseja, a los creyentes, de forma severa a escondernos de los ídolos dado que estos son mera influencia de Satanás en nuestras mentes para que perdamos de vista al verdadero Dios: JESUCRISTO. Esta influencia diabólica es tan grande que la prueba indubitable de ello es que, si no eres creyente, das más crédito a cualquier creencia o pensamiento humano, que a Dios. Crees más en los hombres como tú y como yo, que en el Dios verdadero que nos creó: JESUCRISTO.


Por eso fue necesario que Jesús diese Su vida en sacrificio por nosotros, ya que nuestro entendimiento de las verdades espirituales está cegado por el diablo, la sociedad que nos rodea, y nosotros mismos. El amor de Dios, demostrado por Jesús, es la clave que hace despertar nuestra necesidad de salvación. Cuando oyes el mensaje que Jesús vino a traernos, el evangelio, las buenas nuevas de salvación, cosas se mueven en tu interior. Este es el mensaje: Jesús vino para darte entendimiento por medio de la Cruz. Al morir y resucitar puso las bases para que creyeses en el Dios verdadero, no en ídolos frágiles creados por ti mismo. Dios quiere lo mejor para ti, y lo mejor para ti es Él.


“Carpe Diem”, o lo que es lo mismo, aprovecha el momento. Ahora que sabes de qué va el evangelio debes arrepentirte de tus pecados, tener fe en Jesucristo y de esta forma alinear tu vida con la Suya para que comiences a cumplir con Su Voluntad para ti. Ser cristiano no es un camino de rosas, es el camino verdadero porque Dios es Verdadero. Pasar de largo esta oportunidad seguirá demostrando que sigues cegado ante la evidencia del amor de Dios.

“Carpe Diem”, aprovecha el momento.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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