sábado, 1 de noviembre de 2014

La Cruz No Tiene Sentido

Leyendo el título en portada del libro “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido” del Dr. James Dobson, me puse a meditar fugazmente en ello. Del libro en cuestión solamente conozco el título. Me puedo imaginar de qué va, pero nada más que imaginar. De pronto, en mis meditaciones fugaces y aún observando la frase en la portada quise ver que el texto estaba dibujando una cruz. Si le ponéis un poquito de imaginación veréis la cruz conformada por las letras en la imagen de la izquierda. Se me encendió la bombilla como a Vicky el Vikingo y exclamé como él ¡Ya está! LA CRUZ ES UN SIN SENTIDO.

Dios nos crea y nosotros pecamos desobedeciéndole. De caminar junto a Él pasamos a las antípodas caminando solos. Por iniciativa propia le dimos la espalda a Dios. Él tuvo todo el derecho a dejarnos a nuestra suerte, pero no actuó así aunque lo mereciésemos. Todo lo contrario, ideó un magnifico plan que puso de manifiesto Su corazón bondadoso y amoroso hacia nosotros, mostrando de esa forma un sentido paternal a años luz de nuestros propios padres terrenales.

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. (1 Corintios 1:18)

El plan de Dios fue pagar de Su bolsillo el desagravio que habíamos cometido en Su contra y que no podíamos pagar. Mandó al único que estaba libre de todo pecado de toda la creación: JESUCRISTO. He aquí el sin sentido divino a ojos de los que, según el texto anterior se pierden, ¡DIOS MANDÓ A SU HIJO A MORIR POR CADA UNO! Nadie, pensamos, en su sano juicio ofrecería a su hijo en sacrificio por ninguna causa aunque esta sea moral o éticamente plausible. ¿Qué ley humana sería capaz de imponer eso? A mi mente viene la idea de las guerras. Las naciones obligan a padres, legalmente, para que dejen a sus hijos morir literalmente para defender sus patrias. Aquí simplemente se llega a morir en manos de otros semejantes y por causas, en su gran mayoría, egoístas. Cuando hablamos de la guerra que Dios emprendió estamos hablando de una acción entre diferentes (Dios y el hombre), cuya causa proviene de Su amor infinito por ti, querido lector, y por mí.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:14)

Es absolutamente normal que no entiendas “ni papa” de las cosas del evangelio si miras desde tu prisma, es decir, sin tener la capacidad de raciocinio espiritual. A este estado se le llama hombre natural en la Biblia porque él no percibe, piensa que es locura y no lo entiende, ya que solamente por el espíritu las cosas de Dios se pueden hacer visibles. Si padeces la incredulidad, que sería el resumen de lo anterior, estás en tu estado de hombre natural, insensible a lo espiritual. En este punto te diré que la fe es un regalo de Dios que te lleva a la salvación. Fe no es otra cosa que creer en Cristo como tu fuente de salvación y perdón de parte de un Dios amoroso. Si tienes falta de fe (incredulidad) te reto a que se la pidas a Dios. Medita unos momentos, aunque sea de forma fugaz, y ponte a cuentas con Dios arrepintiéndote de todos los pecados que has cometido y te han alejado de Dios. Él te aceptará como Su hijo y comenzarás una nueva singladura caminando junto a Jesús quién te creó y salvó en una cruz.

Únicamente Dios te puede abrir los ojos del espíritu.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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