sábado, 30 de agosto de 2014

Cristianismo Top Secret

Debo confesar que me quedé, no solo perplejo, sino también algo molesto por lo que estaba escuchando por medio de las ondas radiales. Cristianos de una organización muy importante, por el número, en España habían resuelto que la mejor forma en que podían trasmitir el evangelio, es decir, el mensaje de salvación a los perdidos, era por medio de lo que llaman “cristianismo no explícito”. CRISTIANISMO NO EXPLÍCITO. Estás palabras se me han quedado grabadas en lo más profundo de mi mente y corazón, porque realmente no me han gustado ni un ápice.


Mientras que muchos cristianos están siendo decapitados en el mundo musulmán por mantener en alto su fe en Cristo, otros están intentando en medio de una sociedad “cristiana” no molestar o sufrir el descrédito por exponer de forma clara el ÚNICO MENSAJE DE ESPERANZA A UN MUNDO PERDIDO SIN JESUCRISTO. Puedo entender, y entiendo, a esos misioneros y misioneras que bajo la fiera oposición de la religión musulmana, las dictaduras políticas o cualquier otro peligro que expone sus vidas abiertamente, opten por el anonimato, pero aún ellos, en cuanto tienen la más mínima oportunidad abren sus labios para bendecir a otros con la esperanza del evangelio.

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Romanos 10:17)

Hoy escuchaba a un guitarrista muy admirado por mí contar como había aprovechado ciertas oportunidades para llevar alegría y consuelo a enfermos. Eso es extraordinario. Actos de bondad puede hacerlos cualquiera, o lo que es lo mismo, todos. Cristianos y no cristianos han llegado a cotas de bondad encomiables, y eso es maravilloso. El punto que hace la diferencia es seguir el ejemplo de Jesús. Su gran misión no fue librar al oprimido de las garras del opresor, erradicar el hambre, la paz entre los hombres o cualquier otra cosa que la imaginación humana inventase. JESÚS VINO A SALVARNOS, NO CON COSAS PERECEDERAS, SINO CON LO ETERNO. Si como cristiano comparto solamente lo perecedero y no hablo de la eternidad que Dios me ha regalado y que está disponible para los que me oyen, o leen, estoy errando el blanco de lo que Jesús me muestra en Su Palabra, la Biblia.

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. (Romanos 1:16)

El evangelio, las buenas nuevas de salvación, es poder de Dios para salvarte si tan solo crees en Jesús. Su poder te libra del pecado, de la muerte, de una vida sin sentido y todo eso no se puede hacer por medio de “cristianos no explícitos”. ¿Recuerdas esta gran frase del Maestro? “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lucas 19:40). Jesús es tan poderoso que siempre tiene alguien que clame a voz en cuello su precioso evangelio. Los cristianos no explícitos siguen sin entender un matiz: Jesús no estuvo entre nosotros para instaurar el cristianismo, Jesús estuvo entre nosotros para enseñarnos y ordenarnos a imitarlo. Estas fueron sus últimas palabras para nosotros:

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,(B) bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:18-20)

¿Cristiano no explícito? ¡Sé un discípulo de Jesucristo!

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 23 de agosto de 2014

Príncipes Y Princesas

Tal vez podamos sentirnos orgullosos de que vivimos en una sociedad donde el maltrato a las mujeres se condena. Digo tal vez porque lo realmente denigrante para mujeres y hombres es que veamos cómo, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre de cada año, crece el número de maltratos, violaciones y asesinatos en contra de las mujeres. La degradación va desde los insultos, pasando por violencia física, hasta la muerte de la abusada. Hay algunos que no pasaremos del menosprecio, hay otros que no pasaremos del insulto o la agresión física pero, si seguimos la norma bíblica, lo tenemos bastante crudo.

Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. (Mateo 5:21-22)

Dios nos ve como príncipes y princesas, con toda su dignidad y con todo el merecimiento de respeto. Estos derechos los tenemos todos los seres humanos, no porque los hayamos inventado en un alarde de genialidad, sino porque Dios los ha impuesto como reglas para el comportamiento de lo bueno y lo malo en las relaciones humanas: Las relaciones entre hombre y mujeres. Saltarse esas reglas trae los problemas aberrantes que todos conocemos. Todos somos iguales delante de Dios, pero el problema es que las personas creemos muchas veces que otros, en este caso las princesas, son de menor categoría.


Estoy convencido de que los príncipes no desean ser princesas, ni las princesas quieren ser príncipes (excepto en casos de problemas de personalidad). Cada cual está feliz en su rol y lo único a lo que se aspira es, en mi humilde opinión, a obtener el respeto y admiración de los demás, es decir, saber que mis iguales me aman como yo a ellos. Simple, pero verdad.


El caso es que seguimos tropezando en la misma piedra y no encontramos la solución al gran conflicto entre príncipes y princesas… y no lo hallaremos a menos que, como anoté antes, volvamos a respetar la ley de Dios. No es necesario, delante de Dios, matar a nadie para ser condenado al infierno, solamente con pensar mal del otro ya somos condenados. ¿Quién no ha caído en esa simpleza? Si eres humano ¡bienvenido al club! Porque todos hemos hecho lo malo ante los ojos de Dios: TODOS HEMOS PECADO. Todos nos hemos saltado a la torera los mandamientos divinos y, por lo tanto, nos espera el juicio.


Dios puso Su conciencia en nosotros para que nos advirtiera frente al mal que pudiésemos realizar. Si no escuchas tu conciencia y la obedeces frenando la maldad, tu situación podría llegar a sitios inimaginables. Recuerda que todo comienza con un mero pensamiento y puede dar con tus huesos en la cárcel. El pecado nos parece al principio dulce pero después que da fruto es amargura para el cuerpo y el corazón, llegando a contaminar todo lo que nos rodea. Feo, muy feo.


La buena noticia para príncipes pecadores y princesas pecadoras es el amor de Dios por nosotros, Su creación especial. Ese amor se demostró por medio de Jesucristo pagando por nuestros pecados en una cruz. El resultado es que muchos príncipes y princesas a través de la historia fueron eso, príncipes y princesas que mostraron amor y respeto por sus iguales porque se arrepintieron de sus pecados, reconociendo su necesidad de que Dios tomase el mando de sus vidas y comenzaron a caminar de acuerdo a la Voluntad Perfecta y Amorosa de Dios.

¿Príncipes, princesas o villanos?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 16 de agosto de 2014

Ídolos Caídos

El pasado lunes recibíamos la triste noticia del fallecimiento del afamado actor Robin Williams. En un primer comunicado, que aún no se ha desmentido, nos informaron que la causa de su muerte fue suicidio por asfixia. Aunque fue mi actor favorito no seguí la trayectoria de su vida personal, y al enterarme este mismo lunes de su vida marcada por las drogas y la depresión quede perplejo y triste: otro ídolo que se me ha caído del pedestal. Creo que he incumplido la norma bíblica expresada en el libro de Éxodo.

No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Éxodo 20:3)


Pienso que todos tendemos a tener ídolos para que con su ejemplo “nos muestren el camino”. El primer problema es que Dios no quiere eso para nosotros, y el segundo problema es que ponemos la vista en objetos tallados por nosotros mismos, o, este es el caso, fijamos nuestro interés en personas como nosotros, de carne y hueso, piel y pescuezo. Todos somos falibles y cuanto más alto estemos en ese patrón humano, más grande será la caída.


El protagonista de El club de los poetas muertos, que me inspiró a ser un mejor maestro, el protagonista de Despertares, que enseñaba a preocuparse de corazón por los demás y dar todo lo que tenía a su alcance por esta causa, no era el ejemplo que yo esperaba en su vida cotidiana: del dicho al hecho, va un trecho. Los ídolos que esta sociedad tiene se van desmoronando uno a uno, porque son a nuestra imagen y semejanza, sufriendo nuestros mismos temores, desalientos y ansiedades.

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén. (1 Juan 5:20-21)


Hay una única verdad verdadera: Jesús es el verdadero Dios. ¡No hay otro! Por eso el apóstol Juan nos aconseja, a los creyentes, de forma severa a escondernos de los ídolos dado que estos son mera influencia de Satanás en nuestras mentes para que perdamos de vista al verdadero Dios: JESUCRISTO. Esta influencia diabólica es tan grande que la prueba indubitable de ello es que, si no eres creyente, das más crédito a cualquier creencia o pensamiento humano, que a Dios. Crees más en los hombres como tú y como yo, que en el Dios verdadero que nos creó: JESUCRISTO.


Por eso fue necesario que Jesús diese Su vida en sacrificio por nosotros, ya que nuestro entendimiento de las verdades espirituales está cegado por el diablo, la sociedad que nos rodea, y nosotros mismos. El amor de Dios, demostrado por Jesús, es la clave que hace despertar nuestra necesidad de salvación. Cuando oyes el mensaje que Jesús vino a traernos, el evangelio, las buenas nuevas de salvación, cosas se mueven en tu interior. Este es el mensaje: Jesús vino para darte entendimiento por medio de la Cruz. Al morir y resucitar puso las bases para que creyeses en el Dios verdadero, no en ídolos frágiles creados por ti mismo. Dios quiere lo mejor para ti, y lo mejor para ti es Él.


“Carpe Diem”, o lo que es lo mismo, aprovecha el momento. Ahora que sabes de qué va el evangelio debes arrepentirte de tus pecados, tener fe en Jesucristo y de esta forma alinear tu vida con la Suya para que comiences a cumplir con Su Voluntad para ti. Ser cristiano no es un camino de rosas, es el camino verdadero porque Dios es Verdadero. Pasar de largo esta oportunidad seguirá demostrando que sigues cegado ante la evidencia del amor de Dios.

“Carpe Diem”, aprovecha el momento.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 9 de agosto de 2014

Matemos A Dios

Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?
Nietzsche, La gaya ciencia, sección 125[1]


Vivimos en un mundo donde todo lo que tenga que ver con el Dios que se muestra en la Biblia es rechazado sin más. Inventamos mil argumentos que parecen creíbles a simple vista para desterrar la idea de un Dios al que, encima, debamos darle cuenta de nuestras acciones, sean buenas o malas. Teniendo esta actitud frente a Dios lo estamos matando en nuestros pensamientos y con nuestras acciones. Pero solo en nuestros pensamientos y acciones. Al fin y al cabo la cruda realidad es que nos asesinamos a nosotros mismos debido a nuestros tercos pecados. El pecado de querer matar a Dios.


Resumiendo el pensamiento desafiante de Nietzche ante la evidencia de asesinar premeditadamente a Dios, podríamos decir: ¡Sí! Hemos matado a Dios. Y ahora, ¿quién podrá salvarnos? La respuesta es: ¡NADIE! Y ese nadie incluye a Dios mismo. ¿Cómo llama la Biblia a este pecado? INCREDULIDAD.


Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. (Mateo 12:31)


Este versículo de la Biblia refleja la respuesta de Jesús ante la afirmación de los que atribuían los milagros que Él hacía a Satanás. Aunque Jesús aseguraba que Sus milagros venían de parte de Dios, muchos insistían en que los efectuaba en nombre de Beelzebú. Ellos eran incrédulos ante la evidencia que tenían ante sus ojos. Esta actitud de la mente y el corazón humanos nos acompaña (y nos acompañará) hasta que Jesús regrese nuevamente, como Rey.


La incredulidad ante los hechos poderosos de Jesucristo nos cierra las puertas del Cielo sin atisbo de esperanza. Si no creemos en Sus actos milagrosos como la creación del universo que habitamos, ¿cómo creeremos que nos ama de tal forma que dio Su vida por ti y por mí para salvarnos del juicio merecido de Dios? La incredulidad nos ciega para que no podamos ver esta realidad.


Yo no puedo convencerte con elocuentes o torpes palabras ya que solamente el Espíritu Santo puede hacerlo. A mí me queda como único recurso pedir a Dios que tenga misericordia de ti, como un día la tuvo de mí, y te habrá el entendimiento de tu mente y corazón para que creas en Jesucristo, la ÚNICA ESPERANZA POSIBLE para una humanidad que intenta matar a Dios aunque solo consiga darse de bruces contra un muro infranqueable: JESUCRISTO.

La incredulidad te está matando.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 2 de agosto de 2014

Dios Tiene La Culpa

“Échame a mí la culpa de lo que pase”. Tomo la idea prestada para la anterior frase de una conocida canción de los años setenta. El cantante pedía que se le atribuyese solamente a él toda la culpa, aunque él había amado y sufrido la traición. Sin tener ni un ápice de culpa, su deseo para el que lo había traicionado era que le fuese bien, hasta cuando cruzase a la otra vida.  Aquí tienes la canción por si quieres recordar… o conocer.





Permitidme que cambie la frase por “Échale a Dios la culpa de lo que pase”. Es que siempre está de moda atribuir a Dios todos nuestros males: Dios tiene la culpa de la hambruna del tercer mundo, Dios tiene la culpa de las guerras, Dios tiene la culpa de las enfermedades que padecemos, Dios tiene la culpa de las catástrofes naturales, Dios tiene la culpa del paro, Dios tiene la culpa de las injusticias sociales, Dios tiene la culpa de los accidentes de tráfico, Dios tiene la culpa de que no nos vaya mejor, Dios tiene la culpa por no cubrir todas nuestras expectativas… le endosamos toda la culpa a Dios para amortiguar nuestras conciencias.



Ahora bien, si Dios es el responsable de todo lo malo, ¿quién es responsable de todo lo bueno? ¡Nosotros, por supuesto! Nosotros somos los buenos de la película, nosotros somos los que avanzamos con la ciencia, nosotros somos los que curamos las enfermedades, nosotros somos los que velamos por los pobres, nosotros somos los que hacemos leyes justas, nosotros somos los que repartimos las riquezas por igual, nosotros somos los que arreglamos los problemas sociales, nosotros somos los preocupados por los demás… nosotros siempre hacemos lo correcto y Dios, si no nos beneficia, siempre hace lo incorrecto ¡Échale a Dios la culpa de lo que pase! La Biblia, que es la Palabra de Dios, nos habla de otra realidad diametralmente opuesta.

Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. (Santiago 1:17)

Resumiendo: TODO LO BUENO VIENE DE DIOS.

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Romanos 3:10-12)

Resumiendo: TODO LO MALO VIENE DEL HOMBRE.

¡Qué contrastes más evidentes existen entre Dios y el hombre! Dios desciende por medio de Jesucristo y nosotros no lo buscamos; Dios no cambia y nosotros nos desviamos hasta la inutilidad; Dios obra con justicia y nosotros con injusticia ¡todo el tiempo!



Es tiempo de buscar a Dios. El Dios que se nos revela por medio de la creación y que nos ha dejado Su Palabra escrita en nuestras conciencias y sobre papel, para que no tengamos justificación el día que estemos delante de Su Trono, rindiendo cuentas por nuestras vidas. Jesús lo dejó todo listo para que pudiésemos ser perdonados delante de Dios al morir en una cruz por ti y por mí. Él pagó por nuestro rescate y ahora nos toca reconocer nuestro pecado de vivir al margen de Su ley, arrepentirnos y volver a casa sabiendo que somos Sus hijos. Si actuamos de forma contraria no esperemos que el amor de Dios contradiga Su justicia,  librándonos del merecido castigo.

Échate a ti la culpa de lo que pase.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!