sábado, 4 de noviembre de 2017

Luminosidad

Creo haberlo comentado antes pero viene al caso repetir nuevamente el comentario y es que desde septiembre u octubre comienzo a pensar en las fiestas navideñas. Simplemente me ocurre eso porque es un buen tiempo para recordar que Dios se hizo hombre en Jesús y, de camino, aprovechar para poner música al precioso mensaje de esperanza que entraña la natividad. Realmente es la fecha del año que más me gusta disfrutar.

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. (1 Juan 5:20)

Esta mañana pude comprobar una vez más como algunos viven de forma especial la navidad pero desconocen que ella apunta a la cruz. Sí, la Navidad apunta al sufrimiento. Jesucristo no se hizo uno de nosotros para que un buen día comiésemos hasta reventar y cantásemos villancicos vacíos del mensaje profundo del evangelio. JESÚS SE HUMANÓ PARA MORIR. La luminosidad de las calles, los vestidos suntuosos, la alegría del momento y el consumismo exacerbado intentan apagar la verdad del sufrimiento de Cristo.

¿Es una alegría que Dios se hiciese humano? ¡Sí! Pero el gozo mayor lo consiguió Jesús cuando triunfó en la cruz resucitando de la muerte. ¡ALELUYA, Y MIL VECES ALELUYA! Cree en Aquel que se acercó un feliz día para salvarte de las ataduras de tu pecado. Arrepiéntete ante Aquel que sufrió la cruz por amor a ti y te da acceso a la eterna salvación. Como se puede ver la Navidad está relacionada a la Pasión. La primera nos trae a Jesús y la segunda nos salva en Jesús. Muchos siguen disfrutando con Su venida pero no disfrutan de Su salvación. ¡Es una pena!

La luminosidad real proviene de la cruz.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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